jueves, mayo 09, 2013

Conoces la sensación de vivir?

Desde que recuerdo, he tenido la creencia de que no puede ayudarse a quien no quiere que lo ayuden. No importa que tan buenas ni tan eficaces puedan ser nuestras intenciones/ideas, si a quien(es) está(n) dirigida(s) no le(s) interesa o no aprecia(n) el gesto, entonces no tiene ningún sentido, algo así como un esfuerzo estéril.
 
Pero a veces es complicado poder identificar cuándo alguien que no puede pedir ayuda la quiere o no...  ¿Quieren un ejemplo explícito y conmovedor de ese dilema? Vean el siguiente video:  
 
 


Les exhorto a pensar en primer lugar, en todas esas bendiciones de las que gozamos nosotros y que muy lejos de agradecer por ellas, no nos parecen suficiente. A pensar en cómo llegamos a convertirnos en una incesante máquina generadora de quejas, a ignorar que hay personas en el mundo con problemas de verdad y con mucho menos que nosotros.
 
En segundo lugar, aunque no conozco a Juan Miguel, estas imágenes me han marcado de un modo que no puedo explicar con palabras, por eso les pido encarecidamente que aquellas personas que puedan colaborar, lo hagan. Sí, yo sé que todos nosotros tenemos miles de situaciones y responsabilidades y que a casi nadie (por no decir que a nadie) le sobra el dinero, sin embargo, compartiendo este post con sus conocidos, familiares, compañeros de trabajo, quien sea, usted aumenta la posibilidad de que surjan los aportes.
 
Honestamente no puedo hablar por Juan Miguel, no sé si quiera o no nuestra ayuda, pero si fuera yo la querría. Yo conozco la sensación de vivir y soy incapaz imaginar que no pudiera disfrutar de ese privilegio.