Después de haber compartido con ustedes uno de
los compromisos que más he respetado, mi proyecto de rebajar 30 libras en seis meses, y poder escribirles hoy que dos años más tarde no he engordado
y que me he mantenido desde entonces en un peso saludable, yendo al gimnasio,
no necesariamente comiendo tan sano pero si mucho menos desorganizado que antes;
no puedo dejar de compartir con ustedes el que ya decidí y empezó a ser mi próximo
proyecto de salud y mantenimiento del orgullo/amor propio: correr sin parar 5kms el 21 de diciembre.
Mañana se cumplirán tres semanas de haberme unido
a un grupo de personas que disfrutan correr y corren, La Guagua. Nos ayudan a
seguir un programa, nos dan apoyo moral, manteniéndonos interesados
a cambio de la sola satisfacción de habernos ayudado y vernos avanzar.
Junto a mí empezaron otras 60 personas más y no
sé cuántas seguimos actualmente, seguimos siendo muchos, pero no todos los del
principio. Aunque al principio me referí a correr como una práctica “elemental
y simple”, les cuento que en la vida real no lo es.
Hace varios días que tenía la intención de
compartir esta experiencia, pero cuando uno va al mirador y empieza caminando
300 metros y corriendo 200 por un total de dos kilómetros, como que no inspira
compartirlo. Se lo había contado a un montón de personas, pero para
comprometerme, no porque me sintiera orgullosa de ese “avance”, pero ayer… ayer
señores fue el día en el que de verdad sentí que este es El proyecto en proceso V.2.
A los cinco minutos empezó a llover, no a lloviznar, a llover como si estuviera sobrando agua en el cielo y papa Dios nos estuviera lavando a todos por habernos bañado mal, pero extrañamente no me detuve. Seguí corriendo porque pensé que como mi celular estaba en el carro descargado, no tenía nada que se fuera a dañar ahogado. Quería correr hasta el hotel Crowne Plaza, pero entonces ya lo empezaba a ver y no me sentía cansada, ni sofocada, al contrario, pese al aguacero que me estaba cayendo quise llegar a la Plaza Juan Barón y llegué, como sin darme cuenta. En ese momento pude haberme detenido, había unos señores gritándome que me iba a enfermar, que me refugiara debajo de un árbol donde no estaba cayendo tanta agua, pero además de que la gente es loca y uno no sabe quién es quién, yo quería seguir corriendo.
Como no tenía celular y en el malecón no hay
numeritos pintados en el suelo, no sabía cuánto había corrido con exactitud así
que me devolví, pensando en lo que tantas veces Nora, Javier y el Chofer nos han
dicho, la cantaleta de las lesiones, de que la cosa es lenta, que el ritmo de conversación,
y dos o tres detalles más. Y seguí corriendo hasta que llegué a mi carro que
estaba estacionado en frente de
Cinemacentro. Siguió lloviendo y yo como una loca hice mis ejercicios de
estiramiento y entonces me fui a mi casa.
Cuando yo llegué, conecté el celular para que se
cargara, puse esa ruta en google maps y dijo que todo eso eran 2.5kms, y que YO, sí, Marjorie/Bebyta/Reina Abeja/Marge/March/Margie/Mayoya/Marjorita/la
que hace tres semanas corría 200mts y no estaba segura de poder seguir/(insertecualquierotroapodoaquí),
había corrido (a ritmo de conversación/chismeo) sus 2.5kms completos, sin
parar, no pude más que sentirme demasiado feliz y enganchada de este, mi nuevo
proyecto.
Ayer me sentí como la primera vez que levante 270lbs
haciendo press de piernas, o como cuando me puse a dieta en serio aquella vez y
rebajé 8 libras en una semana. Ayer sentí que estoy a la mitad de mi objetivo
inicial, comprobé que sí puedo y que voy
a hacerlo.
Ayer conocí mi nueva pasión.