Ayer me dijo alguien que uno muchas veces ve a alguien sonreír y no imagina el sufrimiento que antecede a la sonrisa y yo no se por qué, muy lejos de pensar en el sufrimiento que alguna vez he padecido, me vino a la mente que antes de juzgar a los demás, no nos tomamos el tiempo de imaginar o fantasear sobre las situaciones que ha vivido una persona y que son las que la hacen quien es hoy día. Como tampoco pensamos en que la forma en que nosotros sentimos, no tiene que ser ni es necesariamente la misma en los demás. O es que acaso se quiere/ama en todas las ocasiones en que la gente se enamora? Es un dolor en un diente igual de intenso en todas las ocasiones que se presenta a lo largo de una vida?
Puede que esté equivocada, pero pienso que no. También podría estar equivocada al afirmar, que no hay derecho de minimizar ni los sufrimientos ni las alegrías de las demás personas, porque sencillamente cada quien lo vive a su manera, lo aprecia y lo expresa a su manera y a su manera, encontrará o no las respuestas.
La gente crece, los días cambian, como dicen los abuelitos "los años pasan y pesan" y con ellos se va modificando la capacidad y la forma de respuesta ante las cosas buenas y no tan buenas. Uno va buscando la manera de ser feliz, o la felicidad trata de buscarnos a nosotros, aunque cueste mil intentos.
Cuando pensemos que lo sabemos todo, que lo hemos vivido todo, que hemos sentido todo, que ya nada nos sorprende/duele/afecta, y que si nos tocara vivir a nosotros mismos o a otros una situación parecida a otra, no olvidemos que "Ningún hombre puede cruzar el mismo río dos veces, porque ni el hombre ni el agua serán los mismos." (Heráclito).
Bienaventurados aquellos que pueden pasar la página de un libro, sin olvidar que lo leyeron pero dejándolo atrás, no llevándolo consigo a todas partes esperando de forma inútil que se olvide su existencia, los que se abren a las posibilidades que les brinda el universo, los que viven y siguen adelante a pesar de haberse equivocado, a pesar de haber sufrido.