El viernes pasado, mis compañeras de trabajo y yo decidimos almorzar pizza. Y cerca de las 12:45pm llamo a Pizzarelli, y me sorprendo al escuchar un mensaje que dice que tanto para hacer las ordenes como para verificar su estatus hay opciones que uno debe marcar. Marco en mi teléfono el No. 1 para hacer la orden y me contesta Iris, le digo que quiero pedir un Pizzone, que por favor me indique las ofertas disponibles, si las hay; ella, amablemente me dice las dos ofertas y hago mi elección. Procedo a facilitarle el número telefónico de mi lugar de trabajo y ella me dice “Fulana de tal?”, le digo que anote mi extensión, porque aquí hay muchos departamentos, y ese no es el mío, que Haga un registro a nombre de MR.. y la dirección de mi trabajo y mi departamento. Me confirma la dirección y me toma la orden. Especifico que pagaré en efectivo y pido cambio para RD$1000. Iris me informa que mi orden llegará en 40 minutos o menos (1:28pm a más tardar). Yo comienzo a rogarle que haga todo lo que esté en sus manos, porque sé que es tarde, pero éramos un grupo y teníamos mucha hambre. No sé si eso último fue mi error, pero quizás en su teléfono el ruego por la prisa se escucho al revés.
Unos minutos más tarde vuelvo y llamo para cambiar la forma de pago, pues decidimos pagar con la tarjeta de crédito de una de mis compañeras, nos piden el número de la tarjeta, la fecha de expiración, nada fuera de lo común.
A la 1:21pm llamo para ver en que estaba la orden, y me dicen que la orden no ha salido porque el número de tarjeta que dimos le aparece como expirada y que me estaban llamando para decirme. Yo le pregunto que a donde me estaban llamando, porque yo estaba justo al lado de mi extensión y recién había ocupado una de las líneas para llamar ahí, y que mi teléfono no había timbrado, pero buscamos la tarjeta nuevamente y suministramos la información una vez más. La tarjeta fue aprobada y en ese momento iban a despachar la orden.
Unos minutos pasados la 1:30pm vuelvo y llamo porque no ha habido señales del mensajero, y realmente ya me estaba molestando, además de que realmente teníamos mucha hambre, contesta una joven que se identifico como Emily.
Emily, empezó a investigar y según ella mi orden estaba hecha hacia unos pocos minutos, y lógicamente me molesté mucho mas, pero le expliqué todo lo que había ocurrido con la tarjeta y que posiblemente por eso aparecía esa modificación a la orden, pero que averiguara donde era que estaba metido el mensajero porque entendía que ya estaba bien de esperar. Me pone en espera, y yo sigo hablando con mis compañeras que me están rodeando y mirándome con ojos de asesinas. Contesta Emily y me dice que del centro de delivery me van a devolver la llamada para decirme que paso, a lo que yo respondí que no, que o me transfiriera o yo esperaba en línea, porque yo no iba a esperar que nadie me llamara. Quería una respuesta inmediata. En eso empezó a llover mucho y como era de esperarse, la respuesta fue que mi pedido se encontraba en camino, pero que se retraso por la lluvia.
Seguí con Emily en el teléfono (reconozco que como cliente soy muy difícil y molestosa) y le dije que hasta que mi almuerzo no llegara a la oficina, ella estaría condenada a escucharme aunque sabía lo molestosa que podía ser, que si me colgaba el teléfono o si “se caía la llamada”, yo iba a volver a llamar, porque hasta que no llegara mi comida no tenía otra misión. Ella estuvo de acuerdo.
A la 1:50 pedí por su supervisor(a) porque entendía que una hora de retraso era más que suficiente, y que ya si era verdad que yo no quería hablar con ella, ni ser su amiguita, ni seguir escuchando “su orden está en camino, en pocos minutos va a llegar”. Me dejo en hold por varios minutos, entonces le pasó el teléfono a otra de las personas que también estaba molesta. Faltando dos minutos para las 2:00pm volvió a contestar, y mi compañera le vuelve a pedir a la supervisora, y ella le dice que la Sra. Supervisora no puede contestar porque tiene otros casos y está en una llamada. Yo me puse nuevamente al teléfono y vociferando, le dije que me dijera inmediatamente el nombre de su supervisora, me dice que se llama Oniris, le pregunto por su apellido y ella dice que lo desconoce. Le digo que me lo averigüe, porque ya que la Sra. Es tan importante que no puede, o no desea atender mi caso, yo al menos debía conocer su nombre para llamar a quien fuera necesario para quejarme, pero no pasa nada. Así es que le informe a Emily que nos veríamos en unos minutos porque yo iba ya mismo a la sucursal de la Ave. Máximo Gómez.
Unos diez o quince minutos más tarde llego a la plaza donde está la pizzería, y mientras me estaciono me llaman de mi trabajo y me dicen que el mensajero llamo, que estaba perdido porque la dirección no era clara, decía: Maryoli Ramos, Diseño Grafico, Ave. Francia. Mi compañera le dice que se devuelva y que no quiere ninguna pizza, pero el joven, insistió en llegar a nuestra oficina, para poder probar que él no era responsable, que tenía mucho tiempo buscando el establecimiento llamado “Diseño Grafico” pero que le había sido imposible, por lo que decidió llamar.
Entro al establecimiento y pido por la Sra. Oniris, me dicen que ella no está de turno. Le digo a Dominga, la joven que estaba atendiendo las mesas, que tengo un problema, muy serio, y que por favor me localice ya mismo a la gerente, supervisora o quien sea que esté a cargo de la sucursal en ese momento. Amablemente Dominga entró a lo que supongo que es la cocina, y un minuto más tarde salió una joven que se identificó como la gerente, y cuyo nombre olvidé. Le explico que tenemos dos horas esperando una pizza que aun no ha llegado, y ella me pide disculpas por lo ocurrido, pero ellos reciben las ordenes del call center, y que ella lamenta mucho el retraso, que el mensajero salió.
Yo incomoda, le grité que a mí no me importa el call center, porque yo llamé a su sucursal, porque al buscar el número en la guía telefónica no dice call center, dice “Sucursal Máximo Gómez”. Que me sentía irrespetada, y que a pesar de la espera y el tiempo que me tomó llegar ahí, la pizza ni había llegado. Hice un llamado a todas las personas que estaban ahí almorzando a no llamar nunca por teléfono a esa sucursal, y si les era posible ni comer allí, pues no sienten respeto por sus clientes. Pedí la constancia de anulación del pago realizado, a lo que ella no se opuso, y unos minutos más tarde me lo entrego y me devolví a mi lugar de trabajo.
Cuando llegué a la oficina, me ensenaron la copia de la factura que tenía el mensajero donde efectivamente no decía mi dirección sino el disparate que mencione arriba.
Concluyo diciendo que no tengo ninguna intención de utilizar jamás los servicios de ese establecimiento, porque aunque nunca había ocurrido, me molesta como nadie imagina cuando me brindan mal un servicio que no es gratuito y a conciencia.