Están constituidos por síntomas tanto físicos como psicológicos que son fingidos y están bajo el control voluntario, sin que haya una razón obvia para generar en forma voluntaria la sintomatología, excepto, tal vez, para asumir el rol de enfermo y recibir mayor atención.
Hay que tratar de obtener información por parte de terceros, suelen ser las entrevistas con estas fuentes las que suelen revelar la falsa naturaleza de la enfermedad del paciente.
Existe el riesgo de provocar una verdadera psicosis si el paciente se siente acorralado por una confrontación directa, ya que algunas de las enfermedades que finge funcionan como mecanismos de adaptación.
La evaluación psicológica puede revelar patología subyacente. Los síntomas que se detectan con frecuencia son:
- Bajo nivel intelectual
- Ausencia de trastornos formales del pensamiento
- Escaso sentido de identidad
- Confusión sobre la identidad sexual
- Mala adaptación
- Poca tolerancia a la frustración
- Necesidades comportamentales de dependencia
- Narcisismo
De acuerdo a los síntomas que predominen, se clasifican en:
1. Trastornos facticios con predominio de signos y síntomas psicológicos: si los signos y síntomas que predominan en el cuadro son los psicológicos.
2. Trastornos facticios con predominio de signos y síntomas físicos: si los signos y síntomas que predominan en el cuadro clínico son los físicos.
3. Trastornos facticios con signos y síntomas psicológicos y físicos: si existe una combinación de signos y síntomas psicológicos y físicos sin que en el cuadro clínico predominen unos sobre otros.
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