El post No. 100

Hoy llegué a la oficina y llegando a mi cubículo vi la caja del calzado que usaré para mi boda. Me sentí feliz, y lo hice porque quizás es tiempo de volver a serlo a tiempo completo, de valorar las cosas que tengo, de asimilarlo, de digerirlo.

Hace varios días he mostrado mi desequilibrio emocional y la inconformidad que siento respecto a algunos aspectos de la vida, y sin querer, he causado algunas heridas en otros que de manera casi segura, lo que buscan es mi bienestar.

Tratando de buscar inspiración me puse a leer los primeros posts que dejé aquí, y súbitamente recordé el sueño que tuve anoche:

El famoso mocano estaba en casa de alguien que no se quién es, al menos en la vida real creo que nunca la he visto, pero que en el sueño era mi amiga, y habían otros muchachos también y el novio (casi esposo) y yo estábamos compartiendo. De alguna manera la conversación se concentró entre nosotros cuatro: la muchacha, el mocano, el novio y yo. Hablábamos de manera aérea de la relación que tuvimos el mocano y yo y como terminó, etc. Yo terminé entregándole al mocano una invitación de mi boda, y el se quedó estupefacto al verla y con un lapicero escribió sobre ella: NO LA QUIERO, NO LA QUIERO, NO LA QUIERO. Y yo con toda la paciencia del mundo le dije que lo sentía mucho, o muy poco, según el caso, porque yo estaba feliz.

Ahora analizando, creo que mi subconsciente me está llamando a despertar, a salir de ese letargo en que he estado viviendo.


Hoy es miércoles cinco de diciembre, y aunque mi reino cumplió su primer año
El pasado 8 de octubre, hoy es mi post número 100. Y qué mejor tópico que este compromiso conmigo misma de abrirme a la vida para celebrarlo. s que una auto felicitación, esta es mi manera de agradecer al lugar donde empecé a escribir sobre el desamor, luego de la alegría, el trabajo, el estudio, amigos, no tan amigos, el odio, la suerte y cualquier cantidad de disparates que pudo habérseme ocurrido; de agradecerle a mi reino. Y no sólo a mi reino, sino a quienes me comentan y se identifican, difieren, me quieren y hasta me han odiado por escribir.